miércoles, 1 de abril de 2020

"Carlos"




Carlos


Primavera, Luján, Provincia de Buenos Aires, 1990

Recuerdo…Estaba yo cursando el tercer año, en la escuela de arte, de un lejano pueblo ignominioso.
Mi profesor de pintura, era un hombre de unos cuarenta años, sofisticado, de voz grave, contundente, bella y aterciopelada, me hablaba de Kandinsky recuerdo, de las luces de Turner, de sus exposiciones en varios países que el había recorrido.
Yo tenía 18 años, mi pelo largo hasta los hombros, una aire de libertad y hippismo me inundaban, pintando, estudiando, allí en aquel tiempo, era casi feliz.

Mi trabajo en el atelier de pintura, no iba muy bien que digamos, por esa razón, Carlos, mi profesor, me hacía quedar hasta  muy tarde, en su taller, después de clase,  para que yo pudiera practicar todavía más.
Durante un mes, nos quedamos solos, yo pintando, el enseñándome, trabajando, pensando.
Una noche de primavera, Carlos mi profesor, antes de su evaluación, me hace quedar después de clase. Yo estaba un poco enojado, pués esa noche, tenia programado irme a casa o bien salir e ir a la casa de los poéticas. Contrariado, acepté  quedarme, par pintar y practicar, sobre mi caballete.

Estábamos solos, se escuchaban las risas de algunos profesores y pocos alumnos, que brindaban y festejaban en el jardín de la escuela, los resultados de sus exámenes. 
Los jardines de aquella escuela, estaban, inundados, de árboles, plantas, flores, jazmines, cabezas de esculturas y bustos de yeso, adornando los patios, de baldosas rojas y sus galerías abiertas, en donde la primavera se asomaba con sus perfumes y sus aromas, con sus brisas nocturnas, acariciando ideales de libertad, de justicia y de paz.

Carlos, mi profesor, se acerca a mi caballete, se pone detrás de mí.
Muy cerca, sentía su voz retumbar en mi nuca, su aliento poderoso e íntimo, tibio, acariciaba mi piel. Él toma mi mano, y la lleva lentamente, hacia mi cuadro, determinando así, sombras, que yo no veía, las luces, que yo no había vislumbrado anteriormente, antes de sus indicaciones.

Tímidamente, lo miro, mi rostro estaba cerca del suyo, sus labios cerca de los míos. En ese instante sentí un impulso desenfrenado, volví a mirar el cuadro, mi pincel se cae al suelo, nervioso me agacho a recogerlo, sin darme cuenta, mi cuerpo roza el suyo, su pelvis roza mis nalgas, me quedo paralizado nuevamente, me reincorporo.

Carlos, mi profesor de pintura, cierra sus labios, los aprieta, luego sus ojos.En eso siento que sus dedos acarician muy, pero muy lentamente mi pelo, mi cabeza adolescente, luego mi nuca. Yo temblaba de miedo, de placer reprimido, de pudor, de una culpa.
Me aparte de él, lo miré de lejos, recogí mis cosas y parti.

Al día siguiente, Carlos, mi profesor me hace quedar nuevamente, después de la clase.
Era un viernes, los compañeros, estaban fuera del aula, yo dentro, pintando, escuchando música de rock argentino. Yo estaba feliz, pintando, expectante.
Pasaron dos horas, yo seguía trabajando en silencio, deseoso y desconcertado. Quería que el mirara mi trabajo, por detrás de mi, yo frente a mi cuadro, y él dirigiéndome la mano hacia a él, sólo quería, necesitaba volver a sentir su masculinidad en todo mi cuerpo, su voz grave acariciándome, sus labios rojizos, perversos, intensos, toda su boca.

Lo miro de reojo, en ese instante me mira, sonríe con una de esas muecas, que lo dicen todo, una mueca suculenta, inundada de deseo y lujuria. En ese instante, se acerca. Mi corazón comienza a latir mas fuerte, me quedo en silencio, solo le pregunto.
Que le parece ?

Y él detrás, en silencio, comienza nuevamente acariciar mi cabello, mi rostro impúber, me toca la espalda, las nalgas, y delicadamente se aleja…, apaga una de las luces, cierra la puerta con llave, y se vuelve acercar a mi cuerpo tembloroso.
Yo suspiro, me vuelve a tomar de la cintura, sus manos rodean  ahora mi cuerpo, lo rodean, mi cuerpo delgado, mi pequeño cuerpo se déjà llevar, él comienza a besarme, a acariciarme, sutilmente, delicadamente…

En ese instante, cierro los ojos, en el mismo instante en él, comienza a acariciar mis nalgas, contra su pelvis, y en ese mismo instante, en donde él, comienza a desabrochar mi pantalón, mi camisa. Baja mi pantalón, me desviste, me besa, lo beso, él desabrocha su pantalón, lo déjà caer, en eso noto, que su pene esta duro. Me asusto, me aflijo…, él toma mi mano, la lleva hasta rozar la cabeza redonda, gruesa, de su miembro viril… la acaricio, luego el resto de su sexo erecto, implacable contra mi mano…
Siento sus caricias en mi nuca, su voz, sus susurros. Sus palabras casi obscenas, yo impactado, sediento de placer, sucumbo a sus hechizos.

Me toma de la nuca, me agacho, el toca mi boca, mis labios, mi rostro con su miembro, me abre la boca, no quiero y quiero al mismo tiempo, me alejo, él me toma, me enojo, él me mira, sonríe, me besa, me obliga, sucumbo abro mi boca, saco mi lengua, tomo su sexo, ahora esta dentro de mi boca. Él me decía, “ Es un helado de frutillas y yo… me vi comiendo él helado de frutillas y de carne, dentro de mi boca, contra mis labios, entre mis manos…

Me dice “Mi chiquito”, y me cubre con su besos intensos, profundos, me gira, me lame, me vuelve a besar, me habla, con su voz grave, aterciopelada, sucumbo… me pone en cuatro patas, comienza a acariciar mis nalgas, muy lentamente, siento sus dedos tocar mi ano, me acaricia, me humedece, siento su pene apoyarse entre mis nalgas, me da unos golpecitos en el medio de mi ano, con la cabeza de su pene. 

Me vuelve a tomar por la cintura, abre mis piernas, me toma del cuello, gira mi rostro, saca su lengua, me besa, luego lentamente, siento el placer inextinguible de su lengua entre mis nalgas, siento su lengua, sus labios en mi culo, en mi ano, su beso negro es intenso y profundo como una noche lejana.

Luego… de a poco, siento que la cabeza de tu pene, entra lentamente en mi, grito, susurro, respiro mas fuerte, grito, jadeo, imploro, me duele, siento la cabeza de su pene en mí, entrar en mí, lentamente, muy lentamente, y el preguntándome si me gusta, yo no respondo. Hago un movimiento abrupto con mi cadera, nuevos mis nalgas, con un solo movimiento, hacia atrás, siento su pelvis rozan mis nalgas, y todo su miembro viril está ahora dentro de mi, en mi cuerpo. Carlos, mi profesor  comienza a penetrarme con dulzura, luego con fuerza, con mucha fuerza, me inunda con su cuerpo,  él se estremece, gime, grita, me dice "sos mi chiquito lindo, sentis como te cojo, ahor  sos mío".
Yo extasiado, aturdido frente a sus excesos.Él me toma del pelo, y lo escucho gritar, me, me penetra, disfruta de mi pequeño cuerpo, el gime, grita, hace un movimiento abrupto con su pelvis, hasta acabar, hasta sentir su semen caliente entre mis nalgas, el sonríe, me dice algunas palabras inaudibles.

La noche transcurre inevitablemente, la brisa de verano danza por las galerías y los patios, por los jardines, danzan con las plantas enormes, las cabezas de las esculturas nos miran, el tiempo y la memoria de los hombres se disipan, en el aire tibio.

Ahora sus labios están contra los míos, diciéndome por siempre, mi amor adolescente me perteneces.

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