Paris, Verano del 2009.
Me encontraba en Paris, en ese verano, yo estaba ensayando una obra de teatro experimental, con actores franceses, era un texto de mi autoría, que quería montar en el teatro de Nesle, en el barrio de Saint Germain de Pres. Estábamos a principios de enero, yo estrenaba en marzo, tenía poco tiempo, conseguir actores en verano en París es muy complicado.
Salí del teatro, me tomo un café, me levanto y me voy a pie hasta Le Pont des Arts, cruzo, camino por la Bastilla, luego voy directo a Menilmontant, iba a conocer un muchacho joven, oriundo de Marsella, él era dueño de una sala de ensayos, en donde también encontraría los actores para realizar mi obra.
Me encontré con Benoît, el dueño de la sala, estuvimos charlando de la posibilidad de trabajar juntos en un futuro.
Yo vivía en ese entonces en el barrio de Montmartre, muy cerca de la casa de una gran amiga, Artista plástica.
Montmartre es uno de los barrios, más característicos, y bellos, de la ciudad de Paris. Abarca dos áreas muy diferentes; en las proximidades de la Plaza Pigalle, reinan las luces de neón anunciando infinitos bares, sex-shop, cafés y algunos cabarets entre los que se destaca el conocido Moulin Rouge, este último, siempre está a tope, inundados de turistas.
Subiendo 197 escalones, o utilizando el funicular, se llega hasta el bellísimo Montmartre bohemio en la Place du Tertre, situada en la parte alta de la colina. Ahí vivía yo.
Es una de las zonas mas agradables y bonitas del barrio, uno puede cenar en alguna terraza, y disfrutar de las obras de arte de los artistas, que hay por todas partes.
Las calles pequeñas son muchas, se cruzan entre sí, las empinadas callecitas del barrio llevan hasta la Basílica del Sagrado Corazón ( Sacre cœur), un espléndido templo desde el que se obtienen extraordinarias vistas de la ciudad.
Las escaleras de debajo de la basílica suelen estar repletas de turistas como de parisinos, que salen a pasear disfrutando del clima, de la bohemia, de la belleza del barrio.
Yo, solía tomar algo, en el café Montmartre, por las tardes. Su fachada esta revestida de madera, elegantísima, bohemia, con sus faroles, y sus mesas en la terraza, con sus sillas de mimbre, en la terraza.
Estaba sentado, en eso veo a un hombre joven, cantar una canción de Edith Piaf.
El joven canta muy bien, tendría alrededor de 32 años.
Termina de cantar, aplaudo, me paro, me acerco a él.
-Hola, como estás?-
-Muy bien y tu?-
-Quieres tomar algo?-
- Si, gracias-
El se llamaba Jean-Pierre, había nacido en Paris, era actor, tenía apenas 32 añitos, vivía con otros amigos, en un pequeño departamento del barrio de la Bastilla.
Nos sentamos.
Estiro la mano, y le digo.
-Alfonso.Encantado- Respondo
-Jean-Pierre. Mucho gusto- Me dice.
Estuvimos dialogando, pedimos vino, una tabla de quesos, para acompañar la tarde, después de todo estábamos haciendo el aperitivo.
Las horas se pasaron, bebiendo, leyendo poemas, vimos el crepúsculo, estuvimos allí hasta altas horas de a noche.
Jean-Pierre, es muy simpático, divertido, sus ojos son grandes, verdosos, su cabello es de color castaño claro, largo, su tez es muy blanca, su boca es bien formada, voluptuosa. Él era un avanzado estudiante de teatro, tenia buena presencia, cantaba bien, hablaba e en público con elocuencia.
Decidí invitarlo a mi casa, mi intención era mostrarle la obra de teatro, que yo quería montar en Paris, y que para hacerla, me faltaban 3 actores.
Jean-Pierre aceptó. Llegamos, subimos cuatro pisos por escaleras, y entramos.
La cúpula que vemos desde afuera de mi edificio, es en donde yo vivo. Mi departamento se encuentra en una cúpula, es amplio, tiene ventanas por todos lados, esta en una esquina. Es muy luminoso, desde una de las ventanas, se se puede apreciar, el sacre cœur y la Tour Eiffel.
Llegamos, le sirvo un vaso de vino, le doy su copa, pongo Nina Simone. Me siento, y comenzamos a dialogar.
Lo observo, él es muy sensual, simpático. Me siento algo intimidado, le dejo hablar.
Leímos la sinopsis de la obra de teatro, hablamos de su personaje, del tiempo, hablamos de las fechas de estreno. Y de la posibilidad de trabajar juntos.
Le doy la obra de teatro, traducida al francés, el la toma con su mano derecha…
Nuestros dedos se rozan, y observamos nuestras manos aproximarse, se acarician, se recorren, se descubren.
Luego nos acercamos lentamente el uno al otro, hasta que nuestras bocas quedaron una frente a la otra, apenas unos centímetros nos separan, descubro nuevamente su mano, me aferro a ella, y nos besamos sutilmente, con suavidad, lentitud y delicadeza.
Siento su lengua, que viaja por el horizonte de la noche hacia la mía. Lo abrazo, me abraza, nos besamos apasionadamente, nos tiramos en el diván, nos desnudamos como pudimos. Lo toco, me toca, le doy unos besos, mientras lo masturbo, rozo sus nalgas con mis manos, lo dilato, lo beso en el centro de sus labios, beso sus ojos, mientras lo toco.
Descubro su piel, la acaricio, lo vuelvo a besar. Su piel es tersa como el terciopelo, su cabello suave, huele a lavanda, su culo es bellísimo, redondo, fuerte, le obligo a que me practique sexo oral. Lo huelo, lo siento, lo doy vuelta, le pego algunas palmadas en sus nalgas, entre sus nalgas, lo pongo en cuatro patas, le practico un extenso beso negro. Gime, goza, vibra, palpita.Se enloquece.
Ahora, él está bien abierto, al misterio del placer, acaricio con la cabeza de mi miembro viril, sus nalgas.Su ano es perfecto, redondo, maravilloso…
…Lo tomo de la cintura, lo empiezo a penetrar, el grita, clama, goza, lo cojo lentamente, fuerte, abriendo sus nalgas, para que mi pelvis, este más y más próxima a la mía. Y mi pene se encuentre bien adentro, penetrándolo.
Lo cojo, lo tengo, él es mío, se mueve, mueve su cuerpo contra el mío, siento su culo que hace entrar, mas y mas aún mi pija en el interior de su cuerpo, sigue, se mueve, me estremezco, vibro, hasta acabar, sobre sus nalgas. Él se masturba, sentado frente de mi. Yo lo beso, lo beso con furia, con pasión, con fuego,
mientras que dos dedos de mi mano derecha, están dentro de Jean-Pierre, para hacerle gozar, mientras yo, le digo algunas palabras indecentes…Mi lengua recorre sus labios, él eyacula, gritando de placer, libertad y de abandono.
Respiramos profundamente, tomamos un poco de vino.
Luego nos besamos, nos quedamos en la cama, yo encendí un porro, los dos fumamos, hasta quedarnos dormidos, abrazados, profundamente.
Jean-Pierre y yo, viajamos en el tiempo del amor , que viaja en otro tiempo, en donde las bocas se encuentran, perdidas e inevitables. Para borrar precipicios, habitar las noches, inundarse de soledad, o para enamorarse, bajo la luz de las lunas de Montmartre, que penetran inexorables por las ventanas de aquella cúpula pintada de azul.
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