Verano, Bruselas,2019.
Cuando en Bruselas, sale el sol, la ciudad se transforma en un sitio hermoso, sus gentes sonríen, caminan, andan en bicicleta, hacen deporte o pasean por los grandes parques que posee la ciudad, los edificios grises toman otro color, como así el aire y toda la atmósfera, que pareciera ser perfecta, es una aire particular, casi intimo e irreductible.
Me encuentro en la rue de Venise, en el departamento que poseemos con mi pareja.
Estoy solo, limpio ordeno, decoro el living con parsimonia y cuidado, hago la cama, y termino de ordenar el living, riego las grandes plantas del patio, me siento y tomo un café, me armo un cigarrillo de marihuana….
Estoy solo, limpio ordeno, decoro el living con parsimonia y cuidado, hago la cama, y termino de ordenar el living, riego las grandes plantas del patio, me siento y tomo un café, me armo un cigarrillo de marihuana….
Cinco minutos después, abro el teléfono, la aplicación "Grinder", y veo que tengo varios mensajes, entre ellos, uno, de un perfil insistente, el nombre del perfil posee una sola foto, y su nick es “J”. Leo los cuatro mensajes, el primero, preguntándome en que barrio me encuentro, otro preguntándome, cual es mi nombre y el otro, de dónde, era, es decir de que país venía, cuales eran mis deseos, y porque estaba yo inscripto en esta aplicación.
Respondo a sus preguntas. Al los dos minutos recibo otro mensaje, en donde me pregunta, en donde nos podíamos encontrarnos.
Respondo que sí, que podríamos vernos, sin embargo, yo observo que la persona, se encuentra, por lo menos a cuatro kilómetros de distancia.
Luego me pregunta si podíamos vernos para conocernos, por la tarde, le dije que si. Lo invito para tomar un café, en mi casa, y que le digo que luego veríamos…
Su nick de su perfil poseía una sola letra “J”, tal vez se llame Jérôme…
Media hora mas tarde, suena el timbre, respondo, es “J”, ese día, yo no me sentía demasiado en forma. Tal vez el silencio a las preguntas, que me hago frente a la vida. La angustia, por esa sensación de soledad, por el tiempo que pasa como un rayo de luz, inaudito. Y otras tantas angustias, que tienen que ver con mi profesión, con mi estado constante de inestabilidad permanente, el arte, sus naderías, etc.
Abro la puerta, es “J “, entra, lo saludo, lo hago pasar, se sienta en el living, comenzamos a hablar, de la vida, de varias cuestiones, de nuestros gustos.
Le ofrezco un café, sonrío, en ese momento, me dije “aquí no va a pasar nada”, él es un tanto distante”. “ J “ me gusta, le pregunto su nombre, puesto que pronunciar “ J” en francés, todo el tiempo, se complica.
-Mi nombre es Jan, soy de Flandres-
-Que bién, yo soy de Argentina, me llamo Alfonso-
-Cuantos años tenés-. Me pregunta…
-Tengo 40 años- Le digo
-Yo tengo 50- Me dice.
Jan, sonríe. Él es un poco mas alto que yo, fuerte, muy elegante e intenso. Sus ojos son azules profundos, de sonrisa clara, diáfana. Es un hombre muy bello y simpático y muy inteligente.
Me pongo de pie, me dirijo hacía la cocina, para preparar el café, que me Jan, me había pedido…, estoy de espaldas a él, estoy preparándolo, y en eso siento que se aproxima hacía mi, hacia mi cuerpo, siento su presencia detrás de mi cuerpo.
Ahora siento sus manos, recorrer mis pectorales, luego mis nalgas, mi sexo, mis brazos, giro, estamos frente a frente. Me acaricia el rostro, yo sonrío, el sonríe con picardía, sus ojos están dilatados.
Me besa lentamente, tocando al mismo tiempo la cabeza, mi espalda, mis brazos, luego mis nalgas, comienza a desabrochar mi pantalón, luego el se desviste, yo termino de desvestirme, estamos ahora desnudos.
Nos volvemos a besar, con pasión, con un amor único e instantáneo. Mi sexo está erecto como el suyo, me toma de la nuca, lleva mi cabeza delicadamente hacia su miembro viril, que es grande, largo, muy potente. La cabeza de su pene es ancha, rosada, hermosa.
Comienzo a saborearla, a acariciarla con lentitud, mis labios sobre están apoyados apenas, sobre la cabeza de su órgano sexual, luego saco la lengua, el grita de placer, saboreo ese helado de carne consistente, con mi lengua, la humedezco, abro la boca, mi boca solitaria, hasta tragar hasta el fondo su pene durísimo. Él gime, grita de placer, una y otra vez, sigo chupándola, me encanta, acaricio su pelvis con un mano, con la otra, acaricio sus testículos redondos, potentes.
Me pongo de pié, el se agacha, me gira, yo me apoyo sobre la mesada de la cocina, me abre las piernas, en eso siento, su hermosa cabeza rubia, entre mis nalgas, saboreándome, apretando mis nalgas, mordiéndolas, despacio, con suavidad y maestría. Ahora siento su lengua en el medio de mi ano.Y siento como mi culo rosado se dilata, por la humedad de su lengua y su saliva, que se adentra en mí. Ahora sus dedos tocan delicadamente el epicentro redondo de mi vulva, de mi ano, me introduce uno, mientras su lengua, larga y consistente, sigue viajando en mí.
Se pone de pie, está detrás de mi cuerpo, indefenso, apoyo mis manos, contra la mesada de mármol, apoyándome. Y Jan, delicadamente, introduce la cabeza de su pene ya humedecido, por mi, lo saca. Sin embargo me giro, me pongo en cuclillas, y le practico nuevamente sexo oral, para lubricar aún más, su miembro viril. Me pongo de pie, giro, me acomodo, apoyo mis manos, sobre la mesada, mi culo roza ahora su pelvis, siento nuevamente su pija, contra mi ano, con una sola mano, él me introduce despacio toda su pija en mí, yo grito, me estremezco de placer, él gime, me toma de la cintura y comienza a cogerme, con fuerza, con pasión, con lujuria, deseo y determinación.Yo grito de placer, él toma mi cabeza, la gira hacía él, y me besa profundamente mientras me sigue penetrando. Saca su lengua, yo la mía, las dos danzan en el secreto de la tarde, casi en un aire íntimo.
Luego me toma de la cintura, tengo su miembro viril se introducida en mí, me lleva con él, abrazados, hasta el diván, él se sienta, yo caigo sobre él, nuestras sexos durísimos están en perfecta y decidida erección.
Jan está sentado, yo me levanto y me siento, me levanto y me vuelvo a sentar en su pene, sobre su verga, Jan acaricia y pellizca mis pezones, yo grito de placer, él me besa, yo lo beso, siento un estremecimiento inaudito, Él está muy excitado, yo también, nos miramos en el espejo, me tira sobre la alfombra, me obliga a mirarme, como él, se introduce en mí una y otra vez en mí, sin parar.
Yo muevo mi cuerpo hacia su pelvis acompañando el mismo movimiento, sin parar, estamos sudando, las gotas nos ayudan a ser el amor a deslizarnos sobre nuestros cuerpos…
En eso escucho un grito de placer, fuerte, su voz es grave, su cuerpo vibra en mí, se estremece de placer y siento su elixir caliente, llegar al epicentro de mi cuerpo, llenándome de inexorable placer.
Yo grito, me masturbo en ése instante, hasta eyacular sobre la alfombra, los dos caemos rendidos, él sobre mí, siento todavía, su hermoso miembro, erecto…
Ahora, Jan y yo, estamos tendidos sobre la pelusa de la alfombra suave, blanquísima, me mira, me besa, yo lo beso…
Nos quedamos abrazados, hasta que el crepúsculo nos advierte, que han pasado un par de horas, nos quedamos dormidos, uno sobre otro, abrazados, nuestros cuerpos pegados uno sobre el otro. Siento el perfume penetrante de su piel, sobre mi piel, de las bocas, sobre las bocas, que juegan al amor, aunque sea por un instante.
Pues era también, ese encuentro, en donde las almas se buscan, para sentirse menos solas, en aquellas horas de verano, en las tardes de la rue de Venise, bajo las calles de verano de Bruselas.
Pues era también, ese encuentro, en donde las almas se buscan, para sentirse menos solas, en aquellas horas de verano, en las tardes de la rue de Venise, bajo las calles de verano de Bruselas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario