jueves, 9 de abril de 2020

MARTIN



Viena, primavera, 2011


Viví en Viena, en dos oportunidades, durante cuatro meses, en dos períodos diferentes, de mi vida.
La primera vez fue  hace muchos años, yo tendría uno 23 años. Recuerdo que mi madre me obsequió el viaje, para que yo pudiera estudiar Alemán en una escuela austríaca, y visitar el país.
La segunda vez que visité Viena, viví allí, unos cuantos meses, fue cuando tenía 34 años.

Llegue a Viena, antes a fines, del otoño del 2011, a la casa de un viejo amigo de la familia, cineasta él.  Se llama Dieter, me invito a pasar unos meses en su casa, mientras yo buscaba teatros, y armaba un pequeño elenco con actores de allí.
En Viena, vivíamos, en un gran departamento, Dieter, y Tik, su esposa tailandesa.
El tendría aproximadamente 58 años y Tik, 38 años, ella parecía mucho más joven de su edad. Tik, cocinaba el Pad Thai, mas que bien.
Solíamos cenar todos juntos, con Tik, yo hablaba inglés y un poco de alemán, con Dieter, hablábamos en español argentino, pues él había nacido en Austria, pero sus padres trabajaron como ingenieros los dos, en Argentina, durante muchos años, eran ingenieros los dos. Dieter, creció y fue desde su escuela primaria, hasta la universidad en Argentina.
El departamento de Dieter, se encontraba, en la calle Lindengasse y Neuveugasse, no muy lejos del barrio de los museos, en pleno barrio verde o ecológico.

Dos días después de mi llegada, volví a encontrarme con esa Viena de arquitectura ecléctica, bella, refinada y soleada. Viena Es una ciudad hermosa, majestuosa, los tranvías pasan elegantes por la ciudad, el cielo, es azul, no hace calor, pero el clima es muy agradable. Sus diferentes museos, sus cafés, sus callecitas, sus parques.

Sigo caminando, por la Maria Strasse, me paro, frente a una casa de comida para llevar, y pido una croqueta de langostinos. Sigo caminando por la avenida. Me siento en un típico café vienes. Me pongo a leer y a anotar los detalles mas deslumbrantes de la ciudad en una pequeña libreta de bolsillo, tenia la tapa  las ilustraciones, de la  obra "El Beso" de Klimt.

Me levanto, pago. Salgo del café y sigo caminando, hasta llegar a Stephansplatz, y ahí, observe por fuera, la belleza de esa magnífica catedral , el Stephansdom.
En eso suena el teléfono, atiendo, era la voz de un hombre. Le pregunte si hablaba otro que no fuera el alemán, me dice que habla inglés  y francés.  Le pedí por favor, que habláramos en francés.

Quedamos en vernos. Le pedí que quedáramos en en la Hundertwasserhauses, un exótico y moderno sitio, de pisos ondulantes en cuyos tejados hay tierra y vegetación y de cuyas ventanas, salen ramas de los árboles que crecen dentro de las habitaciones.
El arquitecto Hundertwasser, había diseñado este predio, con orgánicas, caprichosas y peculiares formas. Sus diseños arquitectónicos, revolucionarios, 
se caracterizan por el rechazo de la línea recta, e implementaba el uso de formas irregulares, múltiples, y coloridas y con una frondosa incorporación de vegetación.

Yo esperaba sentado en la terraza. En unos minutos después de haber llegado, veo en la puerta, a un hombre, de unos 55 años. Él era muy elegante, bien parecido, simpático y refinado. Estaba vestido, con un Jean, una chaqueta de verano azul, y una remera a rayas azules y anteojos de sol.
Lo observo, veo que llama por teléfono, mi teléfono suena. Ahí nos descubrimos, no saludamos, y nos presentamos.

-Como te llamas-Pregunto
-Me llamo Martin- Responde.
-Yo Alfonso- Respondo.

Martin E., pertenecía, a una de las familias aristocráticas más importantes de Suiza. El vivía en Viena desde hacía mas de 20 años, en un gran departamento de época, en uno de los distritos mas elegantes de la ciudad. Martin de joven, se había enamorado de la ciudad y y vivió en ella, desde entonces.
Conocí a Martin E., gracias a un gran e íntimo amigo mÍo, gay también, mas o menos de mi edad, quién trabajaba con Martin.
Martin, es muy caballero de verdad.

Me invito a tomar una copa, en un bar, cerca del distrito 1, en donde se encuentra el Barrio antiguo, a pasear por la ciudad que el conocía a la perfección.
Fuimos en su coche, hasta el centro, de ahí fuimos a pie a visitar la casa de Freud, yo quería conocerla y él me llevó hasta allí.
Luego de la visita, fuimos caminando hasta su casa. Llegamos. Subimos la escaleras, anchas, de mármol blanco, que daban hasta el palier de la casa de Martin.

Estuvimos allí en su living, bebiendo, un vino exquisito italiano, un era Barbera rosso, recuerdo, dialogando, riendo, yo le hablaba de mi vida, del arte, el de la suya, de sus caballos, compraba y vendía, entre otras cosas.

En eso lo miro, lo observo, el me mira, me observa.
Me dice, que le gusto, el desliza tenuemente su mano, sobre el diván, hasta rozarme la palma de mi mano suavemente. Se escuchaba a lo lejos, una música de Bach, a lo lejos, Variations sur Goldberg.
Lo miro a los ojos, Martin se aproxima, me toma la copa, la deposita sobre la mesa del living, y me besa.

Roza sus labios apenas contra los míos. Yo toco, su rostro, lo acaricio. Martin tenia una mirada muy dulce, una bella boca, el cabello canoso corto y abundante, estaba peinado hacia atrás.
El toca, mis brazos, me besa, siento su lengua, sus manos sobre mi cabeza, él es muy sensual, Comenzamos a desvestirnos, rápidamente, caminos desnudos, por el living, bebimos, jugamos. No reímos.
Martin, se vuelve a acercar, nos besamos apasionadamente, Nos tocamos, nos acariciamos, nos besamos, sentimos nuestras, lenguas, recorrer todo nuestros cuerpos, nuestras manos iban y venían, rozando nuestras pieles. Nuestros culos,
Su miembro erecto, que se asomaba con potencia, y me tocaba las manos.

Me pongo en cuclillas, y comienzo a besar su falo erecto entre mis labios, los abro con suavidad, acaricio su entrepierna, su pecho, sus músculos, me reincorporo, estoy frente a él, lo miro, lo beso, lo masturbo al mismo tiempo. Martin, me toma de la cintura, con las dos manos, me mira, me besa, me gira, me inclina.
Siento su lengua, sus labios, en el centro de mi cuerpo, en el epicentro de mi ano, que se dilata muy lentamente. Martin, comienza a practicarme un beso negro. Siento su lenguas sus labios, sus manos tocando mis nalgas.

Ahora, Martin, se pone de pie, el se acomoda contra mi espalda. Siento la cabeza rotunda, de su miembro viril. Siento sus manos en mi cintura, y a él, pujando para entrar en mi. Se introduce, me toma, me disfruta, goza, gime, se estremece, yo me estremezco. En eso, siento en mis manos, una cinta de cuero, Martin me ata las manos. Me coloca una mordaza en la boca, lo hace con sensualidad, besándome, acariciándome. Yo me resisto, el insiste, finalmente me la coloca.

Va hacia atrás, en eso siento, su sexo, sus manos, su pelvis, contra de mi cuerpo, penetrándome, introduciéndome. Siento en mi nuca, los besos de sus labios calientes.

El sigue, continua con determinación y con fuerza, yo disfruto, el grita, gime, se estremece, saca su pene de mi culo, y acaba sobre mis nalgas, me acaricia, y me besa.
Martin, ahora duerme, casi sobre mi cuerpo, en donde viven las memorias de las bocas, que como la de él me enamora en el recuerdo, por siempre.

Durante toda la primavera, disfruté estar con Martin, en nuestro tiempo íntimo y secreto…
Alla lejos, en aquellas calles distantes, elegantes y luminosas de Viena.




1 comentario:

Le Bocche: Panagiotis.

Estate, Mykonos, Grecia. 2010. Nell'antica e bellissima isola di Mykonos, le case sono dipinte di bianco, con le loro finestre blu, co...